Texto dictado por seres de otros planos de realidad.
Vamos a comenzar a hablar del origen del ser humano, su razón de ser y su destino final.
Al proyectarse la Fuente Infinita de cuanto existe en infinidad de chispas de su propia esencia les otorga a cada una la misión que se necesita para la creación de los universos. Hay algunas chispas que se convierten en entidades creadoras, otras son responsables de las creaciones mediante la supervisión de lo creado y ayudando al desarrollo de las mismas y otras más a crear los cuerpos que almacenarán las chispas que se convertirán en seres evolutivos, así como las plantas y animales que a su vez evolucionarán también.
Cada creación en el plano material posee una contraparte del mundo espiritual que se considera como alma. Al principio el alma que anima el mundo mineral vibra a una frecuencia muy baja que va sutilizándose para animar el mundo vegetal y enseguida el mundo animal. Conforme los animales van siendo más conscientes, el alma grupal que los anima va siendo más individual.
Cuando las chispas de esencia divina se desprenden de la Fuente se les otorga la voluntad de manifestación y cada una recibe la instrucción de lo que se pretende de ella; tiene la opción de aceptarlo o no, ya que siempre está presente el libre albedrío.
¿Qué pasa si no acepta su función?, se le ofrece otra alternativa hasta que encuentra lo que le conviene manifestar; esas chispas son cada una de las entidades que conforman la Creación. Es decir, que los que aceptamos ser seres evolutivos fue porque así lo decidimos libremente.
Los que crean los universos físicos son entidades muy elevadas y con gran sabiduría que proviene de la Fuente, ya que ésta contiene toda la sabiduría, el poder y el amor que existe. Empiezan estos seres a crear las distintas fuerzas y elementos necesarios para la existencia de planetas, soles, galaxias etc., así como el comportamiento que siguen estos para formar los universos. Hablamos de universos porque el que percibe la humanidad no es el único, hay muchos otros de diferente composición y plano de realidad. De esos otros planos se originan seres diferentes a la materia física pero que tienen la misma característica evolutiva que los que habitamos el universo físico.
Este Universo está también en evolución y pasará del plano físico al etéreo hasta volver a unirse al Origen.
El universo material al que pertenecemos se formó con el Big-Bang que esos seres altísimos provocaron después de crear los diferentes elementos químicos que uniéndose unos a otros han ido formando la materia física. Los soles y galaxias están en continuo movimiento y creación, dando así gloria al Principio Único que está en todo ello. Hay otros universos que no son de materia física pero que también dan cabida a seres animados con la misma chispa proveniente de la Fuente y que viven en perfecta armonía, ellos están más cerca de ésta y llegarán a fundirse en Ella al final de su proceso como el resto de la Creación.
El Altísimo crea y absorbe su creación en un movimiento eterno de expansión y absorción. Se nos da a las chispas de su propia esencia el poder de crear según nuestro deseo, experimentando Él a través nuestro.
Al centrarse el ser humano en los placeres y beneficios que encuentra en el mundo material, se olvida del espíritu que es en realidad y le cuesta trabajo salir del atractivo que le ofrece ese plano. Poco a poco se va a dar cuenta de que no es eso lo que le satisface completamente y entonces comienza a buscar algo de espiritualidad; aunque este proceso es lento, siempre se vuelve al Origen aun a través de múltiples experiencias que no siempre son positivas.
Pero,¿ qué pasa con los rebeldes que se dejan llevar por la oscuridad de la búsqueda del poder sobre todas las cosas? Esas almas tardan más en encontrar la luz de su verdadero ser y cuando se internan en la oscuridad de la que les es ya imposible salir, su individualidad se cancela y su vehículo se desintegra, lo cual es lo más doloroso que se puede siquiera imaginar.
Dicha situación es en cierta forma poco común ya que la atracción que ejerce la Fuente de Toda Vida, El Principio Único es de tal manera irresistible que es difícil salir de su atracción, pues siempre les proporciona a sus criaturas las condiciones necesarias para compensar sus errores.
Nuestra vida se trata de crear, creamos todo el tiempo las condiciones de nuestra vida, la cual escogemos antes de encarnar con sus obstáculos hechos para superarlos y así avanzar en nuestra evolución.
El destino del ser humano es reintegrarse a su origen como el resto de la Creación. Su dificultad estriba, como ya lo dijimos, en la nefasta influencia que recibe de los seguidores de los ángeles rebeldes, que desean que se una a sus oscuras huestes con las que esperan ganarle a la Hermandad Blanca.
Estos altísimos seres, al encontrarse con ese inmenso poder que les concedió el Creador, decidieron que no le debían la existencia a nadie, que existían desde siempre con esos magníficos poderes y por lo tanto, no tenían que seguir ninguna ley universal que no viniera de su propia voluntad. Esos ángeles de belleza y poder inimaginables son los titulares de la horda de seres que buscan el poder olvidándose del amor con el que han sido creados. Se expande ese comportamiento porque con su poder mental influyen en los seres evolutivos que siguen el patrón del poder por el poder. Esto ha sucedido en el planeta Tierra y su humanidad está atrapada en esa influencia.
Ya llegó la hora en que la humanidad recapacite y entienda que la felicidad no se encuentra en el poder. Cuando se tiene, creyendo que con él se obtiene la plenitud, se encuentra que no hay poder que llene el vacío existencial que nos produce la conciencia de separación. Entonces tendrá que buscar en donde está, que es en el amor universal.
Cada día se polariza más el comportamiento humano, se intensifica la búsqueda de la Luz y al mismo tiempo la maldad parece no tener límite. Sin embargo, poco a poco se irá deshaciendo la humanidad de esa nefasta influencia y se abrirá para el ser humano el camino de luz que lo llevará de retorno al Origen.
Ese es nuestro verdadero destino, reintegrarnos a la Fuente de donde nos originamos, llevando con nosotros todas nuestras experiencias que compartiremos con el resto de la Creación.